15.5.08

R e f o r m a

Yo iba a congelar mi sol pero resultó que, permanentemente, sus ojos reflejaban mi imagen. Allí habitaba yo, con cierta felicidad en mis ojos de sus ojos. Y él ardía, sí, siempre ardía. Reía y ardía, sufría y ardía, enfurecía y todo el mar hervía. Entonces, me volví ignífuga, como el aire, como el agua, como él.